Give Me an A, el deber moral de desobedecer una ley injusta
En junio de 2022 la Corte Suprema de Estados Unidos revocó la histórica decisión de Roe v. Wade, es decir, anuló el caso para dictaminar que “la Constitución no hace ninguna referencia al aborto y ninguno de sus artículos protege implicítamente este derecho”. En pocas palabras, las mujeres dejaron de tener el derecho constitucional a abortar.
Las reacciones fueron inmediatas. El cine no se quedó atrás y Give Me an A es una prueba de ello. Se trata de una antología de cortometrajes hechos por distintas realizadoras para manifestar postura y discurso sobre los derechos reproductivos de las mujeres, así como la autonomía corporal. Apunta hacia el desglose de un sistema patriarcal que exime de responsabilidad al hombre en el embarazo y después de, pero en contraste criminaliza e impone responsabilidades a la mujer.
Como en toda antología de cortometrajes, algunos destacan más que otros. Con Give Me an A hay uno que cobra relevancia debido a la situación que plantea y por las frases punzantes que emplea para dimensionar lo que ocurre. Es el titulado The Last Store, dirigido por Loren Escandon. Nos cuenta la historia de una mujer que es propietaria y despachadora de una tienda de conveniencia que en el sótano del establecimiento ayuda a un grupo médico para practicar abortos clandestinos, esto en apoyo a las mujeres víctimas de crímenes. Una de las mujeres es una chica que es buscada por la policía al ser catalogada como criminal por su intención de abortar.
Un policía visita la tienda para consumir café y se da cuenta de que algo anda mal. “Tenemos el deber moral de desobedecer una ley injusta”, le susurra a la propietaria. Esa línea pronunciada por el uniformado envuelve a nivel general el sentido y espíritu de Give Me an A. Es una frase contundente, fuerte. Funciona como síntesis del reclamo de las realizadoras hacia la revocación hecha por la Corte Suprema de Estados Unidos.
Otro corto destacable es Our Precious Babies, dirigido por Erica Mary Wright. Pone sobre la mesa a uno de los sectores más determinantes e incisivos para criminalizar a las mujeres en la exigencia del derecho a abortar, la ultraderecha. Como si mostrara a representantes de Provida, o ultraconservadores religiosos que condenan todo lo que no sea su reducida visión del mundo, la directora recrea la manera en que actúan para coartar las libertades femeninas bajo el pretexto de la moral. El horror no es verlos reflejados en una ficción, sino saber que en la realidad avanzan cada vez más en distintos países para imponer su agenda.
*Cobertura Macabro XXII
