La montaña, una travesía con la nueva generación de zapatistas
El mar es un anfitrión que no a todos sus invitados estima. Hay embarcaciones que le caen mal. Les hace saber que no son bienvenidos y lo demuestra hundiéndolos, llevándolos a sus profundidades. Para muestra, el Titanic. En contraste, también tiene sus consentidos. A barcos como ‘La montaña’ los quiere aunque sean navíos envejecidos. O probablemente por eso les aprecia, porque respeta su edad.
Tal como lo detallan en el documental, ‘La montaña’ fue construido tiempo antes que el Titanic. Con más de 100 años de antigüedad, el barco continúa cruzando el Atlántico y acumulando historias a bordo. ¡Cuántas anécdotas contaría en caso de hablar! ¡Cuántos secretos del océano protege con recelo su estructura! Entre esas historias, una del México contemporáneo que cuenta Diego Enrique Osorno junto a un guion confeccionado con Miguel Schverdfinger y la fotografía de María Secco.
Se trata de la travesía que emprende una pequeña delegación de representantes de los pueblos indígenas de Chiapas hacia Europa durante la pandemia. Registrado a manera de bitácora y apoyándose en algunos fragmentos con voz en off de Ofelia Medina, el documental nos presenta a una nueva generación de zapatistas que con el paso de los días van describiéndonos cómo ha sido el relevo generacional del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional).
He ahí el punto, el EZLN. Diego Enrique Osorno pone en la vitrina del presente a un movimiento que algunas voces consideran enterrado, irrelevante e intrascendente en la actualidad. Apuntar mirada e interés hacia el zapatismo también conlleva un discurso de fondo que, tal como se hizo evidente con una pancarta en la función de estreno, implica una petición de cese a la guerra contra los pueblos zapatistas.
La montaña es una película que funciona como revelación para increpar a nuestra ignorancia respecto al tema. ¿En qué sentido? El hecho de que desconozcamos qué hace hoy día el EZLN o cómo se reinventa, no quiere decir que sea una resistencia sepultada y caduca. Por el contrario, sigue en pie de su lucha. Una lucha, por cierto, que vive un contexto álgido debido a las confrontaciones entre comunidades, intervención de paramilitares y sicarios, así como la tensa relación entre gobiernos y el zapatismo.
Un dilema aparte que plantea el documental proviene de un cuestionamiento que formula el capitán (un hombre al que le disgusta que le llamen así). Palabras más, palabras menos, pregunta si ha cambiado en algo el ser humano a través de los siglos. Sus tripulantes le ofrecen respuestas variadas. Pero, ¿nosotros qué contestamos como espectadores e individuos? ¿Hemos evolucionado o involucionado? ¿Cuál es nuestro rol frente a movimientos históricos, políticos, tecnológicos, para avanzar o estancarse?
Entre las imperfecciones que se le pueden adjudicar a La montaña están unas breves animaciones que utilizan para ilustrar el dato sobre la construcción de puentes de piedra. Tampoco es para poner el grito en el cielo, pero bien se pudo prescindir de ellas a efectos de la narrativa.
Así, que un barco centenario siga en su cruce por el Atlántico albergando historias es entrañable, y que esas historias sean contadas a través del cine es igualmente una invitación para explorarlas y rescatarlas; Osorno lo hizo con una que se creía olvidada pero en realidad es vigente.
*Cobertura FICUNAM 13 | GIFF 26