Ruido Blanco, un fenómeno que derrumba fronteras del prejuicio

Elías Leonardo Salazar
5 min readJul 6, 2023

--

Olivia Luna, periodista y locutora musical. (Foto: Ruido Blanco)

En la edición número 19 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) compitió el cortometraje de ficción titulado Manchester Acatitla, dirigido por Selma Cervantes. Cuenta la historia de Miranda (Fernanda Rivera), una joven que juega como delantera en su equipo de futbol. Ella, como muchas otras personas que radican en la periferia de Ciudad de México, debe utilizar la combi para volver a casa debido a que es el único transporte al alcance. Durante el trayecto es víctima de una de tantas violencias que sufren los usuarios del transporte público que habitan en el Estado de México, principalmente las mujeres.

Si bien no ganó en su categoría dentro del festival, el cortometraje fue considerado para competir por el Ariel en 2022. Además de la calidad en dirección y guion, el trabajo también llamó la atención por visibilizar problemas que aquejan a la población que debe trasladarse diariamente desde la periferia a la capital mexicana y emprender el retorno en circunstancias adversas. El hecho de que Manchester Acatitla fuera nominado a una estatuilla fue simbólico y trascendente porque asoma esa narrativa de una dura cotidianidad para miles.

En diálogos que sostuve con la directora Selma Cervantes y la actriz Fernanda Rivera, ambas coincidieron en señalar que el documental es también un legítimo reclamo hacia los capitalinos por el maltrato que ejercemos contra la gente que proviene de municipios mexiquenses y la periferia. Refirieron que los chilangos estamos acostumbrados a verles hacia abajo, a tratarlos con desdén. Fernanda puso de ejemplo que un gran número de mano de obra que sostiene a Ciudad de México proviene de zonas como Ecatepec, Neza, Tlalnepantla, pero su esfuerzo es ignorado. De igual forma cuestionó la visión centralista de concentrar empleos y entretenimiento, lo que margina todavía más a una población de por sí castigada con su geografía. “Nadie nos toma en cuenta”, dijo Rivera.

Tienen razón. Los chilangos nacemos y crecemos con marcado rechazo hacia el Estado de México. Entre broma y broma lo manifestamos. Basta con ver el meme que resume nuestra visión hacia ese estado concibiéndolo como Mordor, es decir, un lugar horrible y despreciable. Es más, nomás por ser de ahí, damos por sentado que su gente no vale la pena. Pareciera que llevamos en el ADN ese prejuicio.

¿Cómo darle la vuelta a ese mal sociocultural de un desprecio absurdo? Es aquí cuando aparece un fenómeno como Ruido Blanco (RB), estación de radio independiente y proyecto de difusión de lo mejor de la escena musical en el rubro alternativo. Liderado por Olivia Luna, experimentada periodista y locutora, este espacio ha logrado la armonía entre melómanos capitalinos y mexiquenses. Ha sido detonador de una convivencia empática a partir del gusto por la música.

Con una programación variada, Ruido Blanco tiene en sus locutoras y locutores a figuras representativas con quienes sus escuchas se sienten arropados. Van más allá de ser percibidos como meros comunicadores. Son su grata compañía mientras viajan en el camión rumbo al trabajo o el hogar, sus confidentes en instantes frágiles, sus hombros para llorar un desamor. La interacción entre los responsables del micrófono y el público es cercana, cordial.

Recientemente Olivia Luna fue víctima de escarnio y difamación por parte de Reactor 105.7 queriéndola exhibir como una persona no profesional en sus labores y un riesgo para la estación. En respuesta a ese ataque carente de ética en todos los sentidos (porque ni siquiera se publicó la información en un comunicado oficial), la comunidad y la audiencia de Ruido Blanco expresaron de inmediato su apoyo hacia ella. No menos importante fue la reacción por parte de la propia audiencia de Reactor 105.7 en defensa de la integridad de la periodista y locutora, de quien se expresaron como “lo mejor” que tiene esa estación.

Las muestras de cariño externadas hacia Olivia Luna evidenciaron también una especial radiografía de afecto proveniente tanto del Estado de México como de Ciudad de México. Agradecimientos publicados en redes sociales hacia su trabajo revelaron la atención que ella ha tenido con sus seguidores en varios aspectos. Desde saludos personalizados sin costo alguno hasta entradas para conciertos, o el acercamiento a artistas, así como dinámicas de convivencias, fueron gestos descritos con gratitud.

¿Quién se toma la molestia de llamarte por teléfono y felicitarte por tu cumpleaños mientras te diriges de Ecatepec a la Colonia del Valle haciéndote más ligero el trayecto? ¿Quién te sorprende poniéndote tus rolas favoritas al aire gracias a que vio en tus redes sociales que atraviesas por una depresión? ¿Quién se atreve a sacrificar su acceso a un concierto con tal de que un escucha de Naucalpan cumpla el sueño de presenciar a su banda favorita tras haberse recuperado de un accidente? Olivia quiere mucho a su público, y su público lo sabe.

En sus programas, Luna emite saludos a la audiencia que le escucha en Tultitlán, Cuautitlán, Ecatepec, Neza, Metepec, Tlalnepantla, Naucalpan. Además lo hace con pronunciamiento de nombres de sus seguidores, es decir, les da identidad. Este detalle es de suma valía para esas personas, sobre todo para aquellas que atraviesan un momento crítico en su vida privada. Tener la certeza de que son queridos por su locutora favorita les hace menos pesado su penar. Mismo trato tiene la periodista con sus escuchas capitalinos, incluso con aquellos que radican en Jalisco, Morelia, Monterrey, o en el extranjero.

La identidad y visibilización que Olivia ha dado al Estado de México implica a bandas y cantantes que no encuentran puertas abiertas en otras estaciones. Esa apertura a la exploración musical local ha derivado en una amplitud mayor para conocer los sonidos de otras propuestas nacionales e internacionales que tarde o temprano se colocan en el espectro auditivo de grandes públicos.

Con Ruido Blanco ha construido una comunidad sólida que interactúa sin distingo de código postal. Pese a que es un proyecto afincado en Ciudad de México, RB abraza a la población mexiquense para introducirla a un territorio del que es partícipe como fuerza laboral pero que no le da el respeto que merece. Junto a Nastassia Villasana, Andrés Villela, Angélica Lasof, Maggielop, Eduardo Camacho, Gabriel Ochoa, Kamy y Pollorock, Olivia ha conformado un equipo humano que en sus respectivas individualidades y en conjunto otorgan dignidad a una audiencia que ha elegido ser escuchada, respetada y querida a su lado.

Así como en el cine Manchester Acatitla es vitrina de ese legítimo reclamo que la periferia y el Estado de México esgrimen para ser visibles, en la música y en la radio es Ruido Blanco un espacio para tumbar las fronteras del prejuicio. Eso no es poca cosa en un presente que se alimenta de dividir y violentar. Probablemente no sea ahora, pero el debido reconocimiento a la labor de Olivia Luna será inminente en un futuro. Mientras tanto, demasiado ha logrado con la creación de un universo sociocultural que integra con base en el gusto por la música.

--

--

Elías Leonardo Salazar
Elías Leonardo Salazar

Written by Elías Leonardo Salazar

Me gusta vivir. Disfruto de cazar y sentir historias para contarlas.

No responses yet